Utama: una historia de amor puro en medio del Altiplano boliviano

En las áridas tierras altas de Bolivia, en América del Sur, una pareja de ancianos quechuas ha estado viviendo la misma rutina diaria durante años. Cuando una sequía inusualmente prolongada amenaza con destruir por completo su forma de vida, Virginio y Sisa se enfrentan al dilema de resistir o ser vencidos por el paso del tiempo. Todo se precipita con la llegada de su nieto Clever, quien viene de visita con noticias.

En el sorprendente debut cinematográfico de Alejandro Loayza Grisi en Colombia, los tres se enfrentarán, cada uno a su manera, al entorno, la necesidad de cambio y el significado mismo de la vida.

Hablamos con el director boliviano sobre su más reciente producción, Utama, película que se presentará en el VII Festival Internacional de Cine Ambiental Planet On.

¿Puedes explicar cómo desarrollaste la idea para la película?

Cuando nació el proyecto y era solo una frase, quería contar una historia de amor puro en medio del Altiplano boliviano. Puse la idea en espera mientras tenía la suerte de viajar por toda Bolivia haciendo documentales, muchos de ellos con temáticas ambientales y sociales.

Creo que recorrer tu país y conocer en profundidad todas las realidades que pueden existir en un territorio tan variado como Bolivia te hace entender el país y la vida desde una perspectiva muy diferente. Esos viajes fueron fuentes enormes de inspiración y me generaron una necesidad urgente de contar historias.

Así que esta historia de amor que quería contar se enriqueció con este considerable contexto ambiental y social en el que podría explorar temas que me preocupan sobre mi país y las consecuencias del cambio climático. Estos problemas parecen estar muy lejos, pero de hecho están sorprendentemente muy cerca y son algo que enfrentamos en muchas partes del mundo: la pérdida de lenguas y culturas, la migración forzada de personas rurales y los choques intergeneracionales entre tradición y asimilación.

¿Qué te llevó a pasar de la fotografía fija a dirigir tu primera película?

El proceso fue muy natural. Creo que mi deseo de explorar la narrativa me obligó a cambiar de medio y experimentar con nuevos formatos. La imagen en movimiento te permite capturar emociones y momentos de una manera diferente.

Mi fotografía fija siempre tuvo un tono más documental y al principio, como director de fotografía, también seguí por ese camino, pero luego conocí las posibilidades de la iluminación artificial y de la puesta en escena en situaciones controladas.

Con el tiempo, después de observar el proceso de trabajo de diferentes directores (principalmente mi padre y amigos), me di cuenta de que prefería tener más responsabilidades y tomar decisiones sobre todo lo que sucedía durante el proceso de rodaje, así que comencé a dirigir.

¿Puedes hablar sobre trabajar con la directora de fotografía Bárbara Álvarez? ¿Cómo fue tu colaboración?

Tuvimos mucha suerte de contar con una de las mejores directoras de fotografía de América Latina en la película. Bárbara es una profesional increíble y trabajar con ella fue genial. Nos llevamos bien desde el primer día y, lo que es más importante, teníamos la misma visión de la película. Tiene una sensibilidad hermosa y ambos compartimos los mismos valores y pensamientos sobre cómo debe ser una filmación.

¿Cómo fue el proceso de selección del elenco de la película? ¿Cómo fue trabajar con tus actores?

Desde el principio sabíamos que encontrar actores para interpretar a Virginio y Sisa iba a ser difícil, ya que no conocía a actores profesionales con ese perfil.

Durante un viaje de búsqueda de locaciones, vi a José Calcina y Luisa Quispe parados afuera de su casa y le dije al conductor que se detuviera. Aún no habíamos empezado la búsqueda de actores, pero realmente me llamaron la atención. Me acerqué a ellos y les hablé sobre la película, pero no mostraron el menor interés.

Después de eso, buscamos actores en La Paz a través de un proceso de casting más tradicional, pero nadie cumplía mis expectativas. Luego volvimos al lugar de rodaje y visitamos todos los pueblos de los alrededores, donde hicimos un proceso exhaustivo de búsqueda, visitando a todas las personas mayores de cada pueblo. No es una zona muy poblada y los viajes eran largos para ver a una o dos personas.

Conocimos a gente encantadora, pero nadie que lograra actuar como yo necesitaba. Así que decidimos intentarlo nuevamente con José y Luisa, quienes aún no se sentían capaces de hacerlo. Finalmente, y después de mucha insistencia y con la ayuda de su sobrino Estanislao, logramos convencerlos.

Por otro lado, Santos Choque, quien interpreta a Clever, es un actor con más experiencia, lo cual ayudó mucho. Para profundizar su relación con José y Luisa, Santos pasó días enteros acompañándolos en sus actividades diarias. Formaron un equipo maravilloso.

¿Por qué crees que es importante mostrar los aspectos únicos de las diferentes culturas y las formas en que difieren de tu cultura?

En Bolivia es muy difícil distinguir dónde comienza una cultura y dónde termina la otra. Esa es la belleza de mi país, una amalgama de culturas que interactúan y conviven pacíficamente a pesar de sus diferencias.

Pero a medida que te alejas de las grandes ciudades y entras en el campo, te das cuenta de lo que está sucediendo en toda América Latina e incluso a nivel mundial: que las formas de vida y las creencias del campo se están erosionando a tasas preocupantes.

Esto es lo que hace la globalización y nos obliga a estar mucho más atentos para evitar que esto suceda, porque de lo contrario perderemos riquezas culturales intangibles. Creo que es algo que está ocurriendo en todo el mundo y si no queremos que estas culturas se conviertan en piezas de museo o documentos históricos, debemos abrazarlas activamente, sostenerlas y preservarlas.

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