¿Sabías que la industria del cine puede tomar medidas para ser sostenible y reducir su impacto al medio ambiente? Conoce cómo Emillie O'Brien, activista ambiental, ha dedicado 9 años a este objetivo, demostrando que es posible producir películas a un menor costo económico y ambiental.
El impacto negativo que tienen las diferentes industrias en el medio ambiente es el elemento central para crear estrategias y alternativas que permitan contribuir de forma significativa a la mitigación del cambio climático en Bogotá y otras ciudades del mundo. Por esta razón, las prácticas para la realización de productos audiovisuales cada vez proponen producciones con un nivel de sostenibilidad mínimo y medible.
Una de las grandes preguntas que se hace la industria es ¿realmente puede la industria del cine ser sostenible? La respuesta es sí. Todo se trata de actuar con conciencia ambiental y aplicar buenas prácticas en las producciones bajo buenas prácticas ambientales donde se contemple un consumo moderado de energía y agua, se haga una correcta disposición de los residuos, se reduzca transporte y se preserve el entorno, tal cual lo plantea la Guía de Buenas Prácticas Ambientales en la Producción Audiovisual utilizada en la realización de Jurassic World: el reino caído.
Una de las defensoras más reconocidas de producción sostenible, Emellie O'Brien, hizo parte de la IV versión del Festival Internacional de Cine Ambiental Planet On en Bogotá, allí Emellie sostuvo que aplicar estrategias de sostenibilidad y responsabilidad medioambiental es posible y es una realidad que se encuentra en constante mejora, experimentación e innovación. Uno de los objetivos principales se centra en garantizar rodajes cinematográficos que reduzcan la generación de residuos.
Las medidas de sostenibilidad han sido implementadas en prácticas tan sencillas como la reutilización de botellas, implementación de luz LED, uso de vestuario con textiles no contaminantes, entre otras medidas de sostenibilidad harán el cambio. Por ejemplo, un caso no muy lejano, es la película Spider-Man 2, la cual fue considerada la realización más eco-friendly de la historia de Sony Pictures. Este tipo de realizaciones audiovisuales que buscan la conservación del medio ambiente por medio de la responsabilidad que asumen en las prácticas, se debe a la necesidad de adoptar una postura mucho más coherente con la urgencia de minimizar el deterioro de la capa de ozono.
Aunque el cine es una herramienta de comunicación que puede ser utilizada para brindar educación ambiental, visibilizar el daño de muchos ecosistemas, los desmesurados hábitos de consumo y las industrias que han llevado a diferentes especies al límite de la extinción, ¿cómo podría la industria asegurar que realizan películas amigables con el medio ambiente cuando su producción cinematográfica causa daño a la naturaleza? Por esto, es imprescindible ser coherentes y ejercer cambios que hagan viable la sostenibilidad en cada una de las prácticas de la producción de películas, documentales, cortometrajes y productos audiovisuales en general.
La verdad es que todas nuestras conductas tienen una huella que afecta, de alguna forma, el equilibrio natural de los diferentes ecosistemas, las especies animales y los recursos naturales no renovables. Por ese motivo, la sostenibilidad es un objetivo que se debe trabajar juntos, especialmente en un momento tan crítico como el que estamos viviendo actualmente a nivel mundial. Es aquí cuando debemos unir nuestras capacidades de innovación y transformación para crear soluciones tecnológicas ecológicas y conductas que permitan movilizarse y actuar en pro del bienestar del planeta y su población.
Las medidas ambientales pueden aportar a la reducción de la huella de carbono en las producciones de cine y televisión, como lo ha demostrado Emillie O'Brien durante 9 años con su consultora Earth Angel. Esta organización ha hecho posible la reducción de 6.800 toneladas de CO2, evitó el uso de 1,7 millones de botellas plásticas, desvió casi 3.500 toneladas de residuos de vertederos y redujo costos de producción, entre otras cifras que revelan que producir cine sostenible sí es posible.